El campo español atraviesa un momento decisivo. Con una población agraria envejecida —el 41% de los titulares de explotaciones tiene más de 65 años y solo el 9% es menor de 41—, el relevo generacional se ha convertido en una prioridad estratégica para garantizar la sostenibilidad del sector. Pero este desafío no solo implica atraer a jóvenes, sino también reconocer y potenciar el papel de las mujeres rurales, que están liderando una transformación silenciosa pero poderosa en el medio rural.

Relevo generacional: una urgencia estructural

La Comisión Europea ha lanzado en 2025 su primera Estrategia para el Relevo Generacional en la Agricultura, con el objetivo de duplicar el número de jóvenes agricultores en la UE para 2040. En España, donde la situación es más grave que la media europea, se propone destinar al menos el 6% del gasto agrícola a medidas que faciliten la incorporación de jóvenes.

Entre las principales barreras se encuentran el acceso a la tierra, la financiación, la formación y la rentabilidad de las explotaciones. La estrategia incluye ayudas de hasta 300.000 euros para nuevos agricultores, préstamos con aval público, asesoramiento técnico y la creación de un Observatorio Europeo del Suelo para evitar la especulación.

Liderazgo femenino: motor de innovación y resiliencia rural

Las mujeres rurales representan una fuerza transformadora en el campo. En 2025, el Gobierno español ha reforzado su compromiso con la igualdad en el sector agrario, integrando la perspectiva de género en la PAC y promoviendo la titularidad compartida de explotaciones. Además, se han creado plataformas como la Red Española de Mujeres en el Sector Pesquero y se han entregado premios a la innovación liderada por mujeres rurales.

A pesar de los avances, persisten retos importantes: solo el 13% de las mujeres en cooperativas agrarias ocupan cargos directivos. Las mujeres jóvenes enfrentan barreras estructurales como el acceso limitado a la tierra, la financiación y la tecnología. Según la FAO, el 91% de ellas trabaja en condiciones vulnerables, sin seguridad social ni estabilidad laboral. Sin embargo, también están liderando proyectos innovadores en agroecología, digitalización y emprendimiento rural.

La brecha digital y la falta de referentes siguen siendo obstáculos, pero iniciativas como el Erasmus Rural, la futura Ley de Agricultura Familiar y los programas de empoderamiento femenino están abriendo nuevas puertas para que las mujeres jóvenes puedan liderar el cambio en sus comunidades.